Irak: el infierno intervencionista
Jacob Hornberger
Cuando el vicepresidente Joseph Biden viajó a Irak hace unos días, lo hizo, como siempre, bajo un manto de secreto. Se les pidió a los medios de comunicación mainstream que mantuviesen el viaje en secreto, y estos cumplieron diligentemente. Biden se negó a pasar la noche en Irak, permaneciendo sólo 10 horas antes de viajar rápidamente a Italia, donde presumiblemente durmió sano y salvo.
¿Por qué tanto secreto? ¿Por qué no se quedó Biden en Bagdad unos días, caminó por las calles, hizo algunas compras, visitó a la gente, y recorrió el país? Después de todo, ¿acaso no es este el país que invadió el gobierno de Estados Unidos y cuyo régimen cambió bajo la rúbrica militar “Operación Libertad Iraquí”?¿ No es este el país que el Ejército de Estados Unidos y la CIA ocuparon durante más de 10 años, matando a la gente con impunidad y destruyendo hogares, edificios e infraestructura en el proceso, todo ello con el objetivo de producir un escaparate para el intervencionismo que presentar al mundo?
Inflación en Venezuela: causas y consecuencias
Willians Ruiz
Inflación en Venezuela: causas y consecuencias.“Por algo los grandes teóricos monetarios del periodo clásico, desde Ricardo en adelante, siempre insistieron en que una circulación de dinero no metálico debería siempre estar muy controlada, de forma que el volumen total de dinero en circulación variase de la misma forma que ocurriría si solo el oro estuviera en circulación.”Friedrich Hayek.
Es preciso ocuparnos de la Inflación no
sólo como un problema típico de cualquier sociedad, sino como la
continua política económica a que acuden los gobiernos para financiar
sus deficits, convirtiéndose en un modo de vida para algunas. Espero
atacar el problema delineando los fundamentos de su origen y sus
posteriores consecuencias.
La inflación se ha
convertido en un modo de vida, o al menos eso es lo que han hecho ver
políticos y economistas, quienes asumen a la inflación como un proceso
inevitable, un mal necesario.
Quienes asumen la inflación como modo de
hacer política siempre pensaran que existe una inflación buena y una
mala; siendo buena en la medida que contribuya a diluir
imperceptiblemente los ingresos de los ciudadanos a favor del
financiamiento de las políticas del Estado y, mala cuando se
haga visible e incontrolable la erosión de los ingresos de los
ciudadanos como producto del financiamiento público con impresión de
dinero sin respaldo.
El perfecto idiota europeo
Edgar Vargas
Es alarmante la situación política por la que atraviesa el continente Europeo porque según los más recientes datos [1] [2] todo parece indicar que se dirige hacia una espiral de estatismo y populismo marxista estilo latinoamericano, la ineptitud del populismo socialdemócrata ha dejado una vez más el terreno bien preparado para el florecimiento del marxismo más radical dentro de la sociedad, en este caso la europea.
Esta realidad política redundante, obstinada y cancerígena ha sido y está siendo experimentada por un país caribeño llamado Venezuela, como libertario oriundo de dicho país y sumamente preocupado por la situación institucional tan desastrosa que vivimos no puedo quedarme callado ante los acontecimientos que se viven actualmente en la región europea, donde la izquierda más recalcitrante parece avanzar a pasos agigantados.
La inflación como política
Henry Hazlitt
[Publicado originalmente en Newsweek el 6 de abril de 1959. Disponible en Business Tides: The Newsweek Era of Henry Hazlitt]
En su historia clásica de la inflación del dinero fiduciario en la revolución Francesa, Andrew D. White señala que cuanto más evidentes son las malas consecuencias de la inflación, más furiosas se hacen las demandas de más inflación para curarlas. Hoy, al aumentar la inflación, sus defensores aparecen para sugerir que, después de todo, la inflación puede serlo muy bueno o, si es mala, al menos es un mal necesario. El principal portavoz de este grupo es el profesor Sumner H. Slichter, de Harvard.
En qué se equivocaba Hayek con respecto a Keynes
Murray Rothbard
[Extraído de Keynes, el hombre]
¿Fue Keynes, como mantuvo Hayek, un “estudioso brillante”? Difícilmente “estudioso”, ya que Keynes leyó poquísima literatura económica: era más un bucanero que tomaba un poco de conocimiento y lo usaba para imponer al mundo su personalidad y falsas ideas, con una actuación continuamente alimentada por una arrogancia al borde de la egolatría. Pero Keynes tuvo la fortuna de nacer dentro de la élite británica, ser educado dentro de los más altos círculos económicos (Eton/Cambridge/Apóstoles) y ser elegido especialmente por el poderoso Alfred Marshall.
Tampoco “brillante” es una palabra muy apropiada. Está claro que Keynes fue bastante brillante, pero sus cualidades más importantes fueron su arrogancia, su ilimitada autoconfianza y su ávida voluntad de poder, de dominación, de abrirse camino en las artes, las ciencias sociales y el mundo de la política.
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