Paraísos fiscales vs. Infiernos fiscales

Por Armando Ribas
Los Papeles de Panamá me han hecho
recordar el profundo pensamiento de un conocido escritor economista, y
diría que lamentablemente desconocido en el mundo de la moral. Se llama
Adam Smith y escribió “Teoría de los Sentimientos Morales”. Pero en su
obra magna “La Riqueza de las Naciones” escribió profundas observaciones
que hay que tenerlas en cuenta ante la presente situación no creada
pero diría descubierta por los Papeles de Panamá. Así comenzó diciendo
que “Un impuesto injusto ofrece una gran tentación a contrabandos. Pero
las penas del contrabando deben subir en proporción a las tentaciones.
La ley contraria a todos los principios naturales de la justicia,
primero crea la tentación, y después castiga a aquellos que caen en
ella”.
La anterior observación es de una
validez indubitable ante las situaciones creadas en el mundo Occidental
(incluida América Latina) donde la izquierda ha monopolizado la ética
(Thomas Sowell) y en nombre de la falacia de la igualdad se apropia del
poder político. Consecuentemente aumenta el gasto público y aumenta los
impuestos creando lo que me permito llamar un “infierno fiscal”. Como
bien señala Milton Friedman el gasto público es el costo de la sociedad,
y al respecto George Gilder dice: “El gasto público no forma parte del
producto sino del costo de producir”. Pero la consecuencia del aumento
del gasto público determina el aumento de los impuestos, que como bien
dice Adam Smith crea la tentación de evadirlos.
Pero permítanme señalar una diferencia
sustancial entre los violadores de los impuestos. Los primeros pueden
ser los capitalistas y empresarios y los segundos los políticos. Existe
pues una diferencia ética definitoria entre estos dos supuestos
violadores de la ley. En el caso del aumento del gasto público es
evidente la corrupción que genera. Por ello podemos decir a priori que
cuando se trata de un político actuando en un llamado paraíso fiscal
está violando la ley. Ellos son los que violan la ley que crean, y por
tanto están cometiendo el delito de robo de los bienes públicos. O sea
una violación de la justicia. Así volviendo a Adam Smith al respecto
escribió: “No hay arte que un gobierno no aprenda más rápido que otro
que el de sacar el dinero de los bolsillos de la gente”. Y siguiendo en
esa línea dijo: “Cuando el Judicial está unido al poder Ejecutivo hay
una escasa posibilidad de que la justicia no sea sacrificada
frecuentemente a lo vulgarmente llamado política”.
Es ante esta situación de indefensión
jurídica en la que se encuentran los empresarios cuando no se respetan
los derechos de propiedad. Y cuando el gasto público excede el 50% del
PBI ya se está violando fácticamente los derechos de propiedad en virtud
del nivel de los impuestos y las regulaciones impuestas. Igualmente se
viola el derecho a la búsqueda de la propia felicidad que como bien
reconociera John Locke es el principio fundamental de la libertad. Para
la izquierda el interés privado es pura avaricia y por ello incrementan
los impuestos y las regulaciones, creando lo que he denominado un
infierno fiscal. Y por supuesto nos encontramos ante la falacia de que
la ambición del poder político es una virtud y por tanto la de crear
riqueza es el pecado de avaricia.
Fue en gran medida de esta falacia ética
en la que se basó el sistema político concebido teóricamente por Lenin y
puesto en práctica primero por Mussolini, seguido por Hitler y no
olvidemos a Perón. El fascismo es una contraprestación del socialismo. O
sea no se cambian los principios sino la práctica. La concepción de
Lenin está expuesta en su ensayo la NEP “La Nueva Economía Política”
donde dice: “Los capitalistas están a nuestro lado. Están operando como
ladrones, ellos tienen ganancias, pero ellos saben cómo hacer las
cosas”. La conclusión entonces fue que había que operar con los
capitalistas. Y por supuesto los capitalistas ante la alternativa
socialista de nacionalizar la propiedad, aceptan pactar con el gobierno.
Pero no estamos ante un sistema fascista
en el mundo, sino que el socialismo se ha apropiado de la democracia
llorando por los pobres y creando más pobres que votan por ellos.
Entonces los capitalistas sufren el aumento de los impuestos y
regulaciones que violan el derecho de propiedad y consecuentemente
deciden evadir los impuestos y en muchos casos incumplir la ley. Como
bien señala Hayek, “no es lo mismo una ley que regula el tránsito, que
una que nos dice a donde debemos ir”. Y aparentemente la opción es
apelar a los llamados paraísos fiscales. Por supuesto existe también la
posibilidad de que el capital llevado a los paraísos fiscales provenga
de negocios ilegales como la droga por ejemplo.
Yo no conozco la legislación panameña al
respecto de la inversión extranjera, pero respeto las explicaciones
públicas dadas por Musock Fonseca al respecto de las operaciones legales
que ha cumplido su empresa por más de cuarenta años. Por supuesto
insistió en que Panamá no es un paraíso fiscal y que las empresas que
operan allí cumplen con la ley panameña. En tanto y en cuanto las
empresas inversoras no incumplan con la ley panameña, es obvio que los
panameños no cometen ningún delito. La ilegalidad de alguno de los
clientes extranjeros es un problema del país de donde vienen. Pero aún
muchas inversiones del exterior tampoco implican violaciones de la ley
de los países de donde provienen. Ilegalidad indubitable son las de las
inversiones de los políticos que están en el poder de sus respectivos
países durante la operación de sus empresas en el “Paraíso”.
Parecería evidente que la intención de
caer en la tentación de evadir esos impuestos es creciente, pues como
bien señala ‘The Economist’: “El problema de la Unión Europea es el
sistema y el que lo quiere cambiar pierde las elecciones”. Así en la
Unión Europea reina el llamado Estado de Bienestar. En Francia el gasto
público alcanza al 57% del PBI y el impuesto a las ganancias es el 80%.
Esa situación provocó la decisión de Gerard de Pardieu de irse a vivir
al “Paraíso fiscal ruso”. En América Latina reina el populismo, que
considero la etapa inferior del socialismo. Es decir socialismo antes
del desarrollo. En ese sentido en la Argentina, el triunfo de Macri
constituye una excepción indubitable, por más que la oposición aproveche
la ocasión para acusarlo políticamente. Pero no cabe la menor duda de
que Cambiemos no era un título sino una definida intención, que se está
llevando a cabo en la medida de lo posible ante la grave situación
económica heredada del gobierno precedente.
Pero volviendo a la situación de los
capitalistas frente a la inseguridad jurídica procedente de los sistemas
socialistas llamados estados de bienestar, Miami aparece ahora como
otro instrumento de la evasión fiscal. Yo no me atrevo a decir lo
contrario. En virtud de los errores políticos cometidos en América
Latina comenzando con Cuba, Miami hoy se ha convertido en la Capital de
América Latina. Y no se puede negar que el inicio de ese proceso se
produjo con la llegada de Fidel Castro a Cuba. Hoy parece tener u$s
2.000 millones en Panamá mientras culpa a Estados Unidos por la pobreza
de los cubanos y el mundo solo parece preocuparse por los que
capitalistas evaden los impuestos. En fin, tengo la impresión de que
Panamá es el centro de Centroamérica con una política económica abierta y
sigue siendo el paso del Occidente al Oriente mediante el canal que se
construyera hace más de 100 años.
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